Fito Páez, rey de las Sesiones Imperiales

martes, 3 de noviembre de 2009


Fito Páez se presentó ayer en el Maipo en el último de la serie de conciertos bautizados Sesiones Imperiales organizados por la cerveza Imperial. “Para este show especial de una hora, pensé en hacer algo distinto. Voy a tocar Rodolfo (último disco de estudio del rosarino) completo, tal cual fue concebido”, señaló Paéz al comenzar.
A diferencia de sus últimos recitales en los que se lo vio rodeado por los Coki & The Killer Burritos, sus presentaciones más rockeras de los últimos años, esta vez volvió al Páez íntimo, acompañado solo con un piano y su música.
De esta manera, Fito recorrió los 12 temas que forman Rodolfo con grandes versiones de El Cuarto de al lado, Waltz for Marguie y El verdadero amar, canción que contó que surgió de un guión de película que había escrito.
“Escuchando esta canción, que grabé con Mercedes Sosa y Liliana Herrero, me di cuenta que podrían ser las últimas palabras que la Negra hubiera querido decir”, aseguró antes de tocar la hermosa Zamba del cielo (ver recuadro), tema que cierra el disco, y que parecía cerrar el show.



Pero ante el pedido del público, Fito volvió a salir y se despachó con una gran versión a capella de Yo vengo a ofrecer mi corazón ante un teatro en silencio, y con un cierre con tres de sus grandes clásicos (Fue amor, Dar es dar y Mariposa Technicolor) transformó el silencio en ovación.

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No hay ciudad sin poesía

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó un campaña llamada "No hay ciudad sin poesía" dónde, por medio de afiches en la vía pública, citó textos de escritores y poetas Argentinos que le dedicaron páginas a ésta ciudad.

Nosotros hacemos nuestro aporte:

MILONGA, Oliverio Girondo

Sobre las mesas, botellas decapitadas de “champagne” con
corbatas blancas de payaso, baldes de níquel que trasuntan
enflaquecidos brazos y espaldas de “cocottes”.
El bandoneón canta con esperesos de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imanta los pezones, los pubis y las puntas de los zapatos.
Machos que se quiebran en cuarto ritual, la cabeza hundida
entre los hombros, la jeta hinchada de palabras soeces.
Hembras con las ancas nerviosas, un poquito de espuma
en las axilas, y los ojos demasiado aceitados.
De pronto se oye un fracaso de cristales. Las mesas dan
un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire. Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía
dentro; Mientras entre un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas, como una rueda de cohetes de bengala.
Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.

Bueno Aires, octubre, 1921

Noticias de Portal del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

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